domingo, 13 de diciembre de 2009
Solo Salida
Muchas leyendas se han escrito sobre el origen del
Santuario de Guadalupe.
Desde antes de la venida de los frailes españoles a estas tierras,
nuestros antepasados tenían en Tianguismanalco, donde reinaba Telpochtli, al
mancebo Texcatlipoca pero con la evangelización se colocó en su lugar a
San Juan Bautista.
En la morada de Toci "nuestra abuela", se colocó a Santa Ana,
en Chiautempan, estado de Tlaxcala, y en Tepeaquilla,
donde se adoraba a Tonantzin, se colocó a la Virgen de Guadalupe,
a partir de la apración del indio macehual Juan Diego. A esta
virgen se le conoció con el nombre de Tequantlaxopeuh, "la que ahuyenta
a los que comen como fieras", quizá por aquello de los sacrificios
que se llevaban a cabo desde que Huitzilopochtli mandó fabricar a la diosa
del maíz, Toanantizin, la de las dos caras, dos bocas grandes y ojos
enormes.
Esta divinidad daba origen a un ritual que comenzaba por el disfraz en la representación de ella, desde luego con dos máscaras coronadas con papel almendrado con la representación de Don Lorenzo Boturini y con los ojos tapados se buscaba, y una vez atrapada, la repartían entre todos y la comían, pues estaba hecha de semillas.
Según Sahagún en el décimo séptimo mes llamado Tititl, decía que en éste mes hacían fiesta a una diosa que llamaban Tlamateculli, y por otro nombre Tona, y por otro Coscamiauh; a honra de esta diosa mataban una mujer, y de que la habían sacado el corazón, cortaban la cabeza y hacían areyto con ella. El que iba adelante llevaba la cabeza por los cabellos en la mano derecha, haciendo sus ademanes de baile.
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